Urban Shamanism

^{My sister's doggie, Max the Great / El perrito de mi hermana, Max el Grande}

The blessing of living in the guarantee of Love

In previous publications I've shared a bit about my origins and the place where I grew up. I lived my entire childhood and part of my adolescence in a slum far away from every important center of my city, surrounded by restrictions poverty and vices, but with the great fortune of having grown in the core of a family firmly united by Love. At home I learned the vital importance of personal accountability, but perhaps the greatest of my blessings was knowing and understanding unconditional trust. Of course, that doesn't mean that everything went wonderfully between us and that our house was a space eternally devoid of conflict, but even in the hardest moments, that certainty of trust remained immutable.

When I actively joined society, I realized little by little how rare that certainty was, most of the people I've known haven't experienced that level of loyalty in their families and, therefore, they have a lot of trouble developing it in other circles. It was only after many years that I noticed the huge advantage that I had from the start thanks to that security, which allowed me to pick my friends well and, perhaps even more crucial, know who not to trust. Although I've had my frustrations with many people, I've never felt really disappointed in anyone because I've unconsciously kept my expectations very low: having the reference of my home, I didn't need to look for it in other places. Out of all the treasures my parents bequeathed me and my siblings have given me, this is the brightest in my heart.

We all need people whom we can trust, especially in difficult moments such as the one we're living now. Even people who are unworthy of confidence need to depend on others at some point, although they don't know how to return the favor. It's in this regard that we must ask ourselves honest questions: Are the people around me reliable? Am I reliable? This implies reviewing our history dispassionately, take distance and observe the processes, the milestones of our connections. A person may be honorable and kind and still be untrustworthy, for instance, out of insecurity; the contrary also happens, when a person who's morally and ethically flexible shows us, at least for a moment, great fidelity and coherence. It's vital to study all of this, to explore it and feel it, and then take responsibility for what we've manifested, for the relationships we've decided to keep and develop, and for the decisions we'll have to make in order to clear loads, open paths and forge connections from that Love that's the essence of everything true. Having allies is indispensable, but bag company is worse than no company at all.

La bendición de vivir en la garantía del Amor

En publicaciones anteriores he comentado un poco sobre mis orígenes y el lugar en el que crecí. Viví toda mi infancia y parte de mi adolescencia en un barrio alejado de todos los centros importantes de mi ciudad, rodeado de restricciones, pobreza y vicios, pero con la gran fortuna de haber crecido en el seno de una familia firmemente unida por el Amor. En mi hogar aprendí la vital importancia de la responsabilidad personal, pero quizás la mayor de mis bendiciones fue conocer y comprender la confianza incondicional. Por supuesto, eso no quiere decir que siempre nos llevábamos maravillosamente y que nuestra casa era eternamente una zona libre de conflicto, pero incluso en los momentos más difíciles, esa certeza de confianza permanecía inalterable.

Cuando me uní activamente a la sociedad, me di cuenta poco a poco de cuán rara es esta certeza, la mayor parte de la gente que he conocido no ha experimentado ese nivel de lealtad en sus familias y, por lo tanto, les cuesta muchísimo desarrollarlo en otros círculos. Fue solo después de muchos años que noté la enorme ventaja que tuve desde el inicio gracias a este seguridad, que me permitió elegir bien a mis amistades y, quizás más crucial aún, saber en quién no confiar. Si bien he tenido mis frustraciones con muchas personas, nunca me he sentido realmente decepcionado con nadie pues inconscientemente he mantenido mis expectativas muy bajas: teniendo la referencia de mi hogar, no necesité buscar en otros lados. De todos los tesoros que me dejaron mis padres y me han legado mis hermanos, este es el más brillante en mi corazón.

Todos necesitamos gente en quien podamos confiar, especialmente en momentos difíciles como el que vivimos ahora. Incluso personas indignas de confianza necesitan depender de otros en algún momento, aunque no sepan devolver el favor. Es en este punto que nos debemos hacer preguntas honestas: ¿Son confiables las personas que me rodean? ¿Soy confiable yo? Esto implica revisar nuestra historia desapasionadamente, distanciarnos y observar los procesos, los hitos de nuestras conexiones. Una persona puede ser muy correcta y bondadosa, y aún así no ser confiable, por ejemplo, por inseguridad; también sucede lo contrario, que una persona moral y éticamente flexible nos demuestre, así sea por un momento, gran fidelidad y coherencia. Todo ésto es vital analizarlo, explorarlo, sentirlo, para luego tomar responsabilidad plena por lo que hemos manifestado, por las relaciones que hemos decidido mantener y desarrollar, y por las decisiones que tendremos que tomar para despejar cargas, abrir senderos y forjar conexiones desde ese Amor que es la esencia de lo verdadero. Tener aliados es indispensable, pero la mala compañía es peor que la soledad.