Urban Shamanism

The challenge of isolation

A few days ago I talked about how important it is to keep our practices silent, to avoid energetic interference from others and also to spare them information that they may not know how how to deal with. Like everything in this world, however, this coin has a flip side which is isolation. As we move deeper and deeper through the paths of self-discovery, many things that used to interest us lose their meaning, and the same applies to personal relationships or places we spent a lot of time with. Inevitably we move away from those worlds and change our focuses.

Last Saturday I performed my regular ritual for every New Moon and the first thing I perceived was a strong sensation of loneliness for this drifting away. Throughout the entire day I remembered events and social circles that no longer exist, and by the time I started meditating, I had to admit to myself the pain of not having almost anyone to share at least a portion of my process with. Most of the people I know have not the smallest clue of what I am doing with my life right now, nor of the work that I carry out daily, aside from these readings. This is something that I embrace with love because I have consciously chosen it and besides, I understand fairly well that all of them are in their own paths of which I know nothing. Then I concentrated on other facets of my labor that are greatly relevant to me at the moment, and I regained awareness of the unperishable company of my ancestors, dissolving the feeling of loneliness.

You may frequently feel that urgent need to explain your practices and habits to others even knowing that they are not interested, or that they might feel fearful for what you tell them. It is understandable, we all wish to be able to open ourselves fully with this energy, but it is not possible. We must tread the path in solitude and nobody has the responsibility to get involved in our lives, or us in theirs. Train your patience and always bear in mind that even in the most desolate places, none of us is ever alone, for we are all one.

El reto del aislamiento

Hace unos días les hablé sobre lo importante que es mantener nuestras prácticas en silencio, para evitar la interferencia energética de otros y también ahorrarles información que pueden no saber manejar. Como todo en este mundo, no obstante, esta moneda tiene otra cara y es la del aislamiento. A medida que nos movemos más y más profundamente en los senderos del auto-descubrimiento, muchas cosas que solían interesarnos pierden significado, y lo mismo aplica a relaciones personales o lugares que frecuentábamos. Inevitablemente nos alejamos de esos mundos y cambiamos nuestros enfoques.

El sábado realicé mi acostumbrado ritual de cada Luna Nueva y lo primero que percibí fue una fuerte sensación de soledad por este alejamiento. Durante todo el día recordé eventos y círculos sociales que ya no existen, y a la hora de meditar, tuve que admitir ante mí mismo el dolor de no tener a casi nadie con quien compartir al menos una porción de mi proceso. La mayor parte de las personas que conozco no tienen ni la más remota idea de qué estoy haciendo con mi vida ahora, ni del trabajo que realizo diariamente, más allá de estas lecturas. Esto es algo que abrazo con amor porque lo he decidido conscientemente y además, entiendo bien que todos ellos están en sus propios senderos de los que yo no sé nada. Luego me concentré en otras facetas de mi labor que son de gran relevancia para mí ahora, y retomé la consciencia de la compañía imperecedera de mis ancestros, desvaneciendo el sentimiento de soledad.

Con frecuencia pueden sentir esa necesidad imperiosa de explicarles sus prácticas y hábitos a otros incluso sabiendo que no están interesados, que incluso podrían sentirse atemorizados por lo que ustedes les dicen. Es comprensible, uno desearía poder abrirse por completo con toda esta energía, pero no es posible. El sendero se recorre en soledad y nadie más tiene la responsabilidad de involucrarse en nuestras vidas, ni nosotros en las de ellos. Entrenen su paciencia y tengan siempre presente que incluso en los lugares más desolados, ninguno de nosotros está nunca solo, pues todos somos uno.