Urban Shamanism

The tools of today for the needs of yesterday

I was telling you yesterday that memory and emotions are intimately linked, and that working in our emotional space is necessary for accessing the records of events that we've lived, to review them, resolve them, obtain the information they hold and let go of the feelings they bring us. It's a rather complex task which we can perform with the aid of all kinds of resources, among them conversations with people who also witnessed the events that we wish to remember, any diaries, sketchbooks or files that we keep from those days and, in recent years, also the instant messaging applications and email accounts, assuming that we haven't erased or lost the content.

The complexity of this task isn't only about the access of information, however, but also what this information reveals about us. For instance, at some point I saved all of the history of conversations I held through MSN Messenger between 2006 and 2011. I had them reserved in a space within my hard drive and in 2019, I decided to reopen them to see what I could find. What I saw was a Javier very different to what I am today, considerably more proud, dramatic, aggressive and abusive. On the one side, it was wonderful to realize just how far I'd come, while on the other, it was terrible to come into full awareness of the blindness that I suffered in those days. Many events in my life and their consequences made much more sense then.

The Universe thus sent me a different message and I was forced to format my hard drive, with which I lost access to years of information, including those histories. Once I had that evidence of the man I used to be, I experienced strong rejection for myself in those days and, once I lost that evidence, I had to let go of that outlook. Even now I continue to work on dismantling my identity in order to meet that Javier without spite. As I told you, it's not easy but quite englightening and I wholeheartedly recommend it.

Las herramientas de hoy para las necesidades de ayer

Les comentaba ayer que la memoria y las emociones están íntimamente ligadas, y que trabajar en nuestro espacio emocional es necesario para poder acceder a los registros de eventos que ya hemos vivido, para revisarlos, resolverlos, obtener la información que guardan y dejar ir los sentimientos que nos causan. Es una tarea bastante compleja en la que podemos valernos de todo tipo de recursos, entre ellos las conversaciones con personas que también presenciaron los eventos que deseamos recordar, los diarios, cuadernos de dibujo o archivos que conservemos de esos días y, en los últimos años, también las aplicaciones de mensajería instantánea y los correos electrónicos, asumiendo que no hayamos borrado o perdido el contenido.

La complejidad de esta tarea no tiene que ver únicamente con el acceso a la información, no obstante, sino con lo que esta información revela sobre nosotros. Por ejemplo, en algún momento guardé todos los historiales de conversaciones que sostuve en MSN Messenger entre 2006 y 2011. Los tenía allí reservados en un espacio de mi disco y en 2019, decidí reabrirlos para ver qué me encontraba. Lo que vi fue a un Javier muy distinto al que soy hoy, considerablemente más orgulloso, dramático, agresivo y abusador. Por una parte, fue maravilloso darme cuenta de lo mucho que he avanzado, mientras que por otra, fue terrible entrar en plena consciencia de la ceguera que sufría en esos días. Muchos eventos de mi vida y sus consecuencias cobraron sentido entonces.

El Universo entonces me envió un mensaje distinto y me vi obligado a darle formato a mi disco duro, con lo cual perdí acceso años de información, incluídos los historiales. Una vez tuve esa evidencia del hombre que fui, experimenté un fuerte rechazo hacia mí mismo en esos días y, una vez perdida la evidencia, tuve que dejar ir ese panorama. Aún ahora sigo trabajando en el desmantelamiento de mi identidad para poder volver a encontrarme con ese Javier sin desprecio. Como les dije, no es fácil pero sí muy iluminador y lo recomiendo con todo el corazón.