Urban Shamanism

Keeping the Secret

Every mystical tradition in the world involves degrees of initiation that determine the level of knowledge a student is to receive from those more advanced in the practice. From an outsider's perspective, this might sound conveniently elitist, a way to exert control on those with lesser understanding, and indeed, we can see examples of this kind of corruption in every religion and political system in history. However, that is not the original intent of keeping information hidden.

The practices that revolve around the discernment of Nature, God and the Self offer their practitioners tools and skills that can be very harmful if used irresponsibly. This is why the initiates must undergo tests in order to prove that they have the required balance of mind, body and emotion to make use of the knowledge effectively in the service of a higher goal. The teacher (be it a person or another entity) is constantly observing the student to determine whether they can access a deeper layer of comprehension.

This also applies to the relationship we have with ourselves, especially now, when all of the sacred texts and most profound works are out in the open for anyone to find and explore. Although hard and not always possible, it is best to keep silent about what we do with the information we have, unless we are in a context where those topics are discussed freely and constructively. When we speak in detail of our personal practice, we are not only exposing ourselves to the vibrational interference of other people, but also exposing them to data that they may be unable to handle.

So, whatever you do in the intimacy of your space, with your candles, your altars, your oracles and grimoires, keep it to yourself as much as possible. Resist the impulse to speak about it because you find it cool and assume others will as well. Shed the temptation to reveal critical details to strangers, particularly in public. Be the ultimate guardian of your labors.

Guardar el Secreto

Toda tradición mística en el mundo involucra grados de iniciación que determinan el nivel de conocimiento que un estudiante ha de recibir de aquellos más avanzados en la práctica. Desde la perspectiva externa, esto podría sonar convenientemente elitista, una forma de ejercer control sobre aquellos con menos entendiiento, y en efecto, podemos ver ejemplos de esta clase de corrupción en toda religión y sistema político en la historia. Sin embargo, esta no era la intención original de mantener la información oculta.

Las prácticas que se dedican al discernimiento de la Naturaleza, Dios y el Ser ofrecen a sus practicantes herramientas y habilidades que pueden ser muy dañinas si se usan irresponsablemente. Por eso es que los iniciados deben pasar pruebas para probar que tienen el equilibrio de mente, cuerpo y emociones requerido para usar el conocimiento efectivamente en servicio de un objetivo mayor. El maestro (sea una persona o alguna otra entidad) está constantemente observando al estudiante para determinar si puede acceder una capa más profunda de comprensión.

Esto también aplica a la relación que tenemos con nosotros mismos, especialmente ahora, cuando todos los textos sagrados y trabajos más profundos están disponibles para que cualquiera los encuentre y los explore. Aunque es difícil y no siempre posible, es mejor mantenernos en silencio acerca de lo que hacemos con la información que tenemos a menos que estemos en un contexto donde estos temas sean discutidos libre y constructivamente. Cuando hablamos en detalle de nuestra práctica personal, no sólo nos exponemos a la interferencia vibracional de otras personas, sino que las exponemos a ellas a datos que pueden no saber manejar.

Así pues, lo que sea que hagan en la intimidad de su espacio, con sus velas, sus altares, sus oráculos y grimorios, guárdenselo tanto como puedan. Resistan el impulso de halar sobre eso porque les parece genial y asumen que otros pensarán lo mismo. Desháganse de la tentación de revelar detalles críticos a extraños, particularmente en público. Sean los máximos guardianes de sus labores.